Concibo esta entrada de una forma tridimensional; en la que tratare de ubicar en un vértice los vinos, en otro los parajes y en el tercero las sensaciones que los dos primeros evocaron en mi reciente visita a la Toscana. Elegí la primera semana de octubre para volar a Bergamo. De ahí, un coche de alquiler (imprescindible para el enoturismo en esta región) y cinco días por exprimir. Rumbo sur: sin ideas preconcebidas, sin mapas, sin guías turísticas que consultar y con la cobertura de datos del movil intencionadamente limitada. Solo San Gimignano, Montepulciano y Gevre in Chianti eran citas de visita obligada. Lo demás ya se vería. Antetodo recomiendo finales de septiembre o principios de octubre (vendimia) para visitar la Toscana. El motivo es…
Hace ya un mes que ando descuidando este blog. Muchas experiencias asociadas al vino han acontecido y, ya es hora de plasmarlas en algunos nuevos escritos. Antes, me otorgo el permiso de despedirme de un compañero de andanzas que se apagó en octubre. Mi amigo y mascota, mi perro y amigo al que se le erizaban las orejas cuando le llamabas por su nombre: watson. Fue un Golden Retriever. Fue noble. Rubio. Fue amigo. Llenó mucho espacio en mi casa (su casa). Dejó demasiadas cosas por hacer juntos. Se fue. Quiero levantar una copa de un Gewurztraminer de Viñas del Vero en el recuerdo de su lealtad. Su rubio pajizo me recuerda a él. Su brillo a su alegría. Su frescor…